Abstract |
Se ha planteado que la tasa de actividad de las mujeres durante el desarrollo económico de los países tiene un comportamiento en forma de U (C. Goldin, 1994), debido a que al iniciar la industrialización, su participación en el trabajo declina después de que en los años previos al “despegue” del desarrollo, las mujeres tienen una mayor participación en actividades como la agricultura, el pequeño comercio familiar y artesanía. Con la industrialización, las actividades en las que ellas se desempeñan son sustituidas por actividades que incorporan más tecnología, que rápidamente se masculinizan. El ingreso familiar se incrementa al crecer la productividad de las actividades “masculinas” donde se emplea el jefe de familia y ya no es indispensable el trabajo de las mujeres. De acuerdo con esta perspectiva, conforme el país se desarrolla y el nivel educativo de las mujeres se eleva, ellas se incorporan cada vez más al mercado de trabajo, principalmente en el trabajo de “cuello blanco”, con lo que se incrementa de nuevo la tasa de actividad femenina1 . |