La explotación petrolera en diversas regiones del mundo ha estado asociada tanto a la riqueza derivada de esta, como a la ocurrencia de alteraciones macroeconómicas que han perjudicado la estructura económica y productiva, teniendo así mismo efectos de orden fiscal y cambiario. Dichos efectos, surgidos de los altos flujos de divisas así como de la volatilidad de los precios internacionales han tenido una influencia profunda en economías de países en vías de desarrollo, dada su alta propensión al gasto público y su débil desarrollo institucional, conllevando a la presencia de las condiciones propias de la enfermedad holandesa. En Colombia, el carácter rentista del estado con una orientación hacia la participación de particulares en los procesos de explotación, y con una fuerte tendencia de baja tributación pero también de maximización de rentas, han delimitado un escenario de dependencia fiscal del petróleo, sin que el país cuente con un perfil petrolero. En el Casanare particularmente el aumento de las rentas petroleras indujo un crecimiento del gasto público y una modificación de la estructura productiva local, la cual se hizo dependiente del petróleo, generando un conjunto de problemáticas para el desarrollo regional. Esta situación ha impedido que el departamento logre beneficiarse de los efectos de la explotación petrolera, dado el carácter temporal del crudo y la imposibilidad de lograr una condición optima de desarrollo con base en la extracción de recursos naturales.