Abstract |
El presente estudio parte de una experiencia personal a la que se conjugan otras experiencias de las mujeres kichwas que transitamos por dos universidades privadas, instituciones donde las prácticas, actitudes, discursos e ideas racistas y sexistas sobreviven pese a la norma vigente respecto al reconocimiento de la diversidad étnicacultural. Así mismo en estas dos instituciones analizadas, la administración de la diversidad tiene una constitución distinta. Por un lado tenemos a la Universidad Shullana donde no existen políticas de reconocimiento sino políticas de compensación por razones de clase, instituidas con la finalidad de otorgar igualdad de oportunidades a estudiantes económicamente diversos, dejando la integración de la diversidad en manos de cada uno de los hombres y las mujeres de los diferentes pueblos y nacionalidades indígenas. Por otro lado tenemos a la Universidad Akapana donde las estudiantes indígenas y afrodescendientes cuentan con políticas de acción afirmativa y mecanismos de integración cotidiana pero estas a su vez están constituidas sobre la base de una mirada paternalista que provoca la ghetización de este sector. En estos dos escenarios donde el racismo y el sexismo convive con elreconocimiento las mujeres kichwas desarrollamos acciones de resistencia tanto individual como colectiva como por ejemplo: la elaboración de tesis donde se legitiman otros saberes, la desobediencia a los mandatos patriarcales, la participación desde nuestra identidad étnico-cultural (uso de la vestimenta tradicional), la incorporación de saberes y prácticas culturales provenientes de la experiencia en los debates y controversias en el aula, la producción de documentales que critican las prácticas discriminatorias que enfrentamos por ser mujeres y por ser indígenas. Estas acciones de combate cotidiano posteriormente se enlazan a otras iniciativas colectivas, donde las warmis al integrarse a nuevas organizaciones sociales damos continuidad a los procesos de lucha iniciadas por las generaciones que nos antecedieron, damos vigencia a una nueva agenda política donde las voces femeninas kichwas al unirse a otras voces alzamos nuestro tono de voz para restituir nuestra palabra, reivindicar nuestras identidades y luchar unid@s para exigir justicia social, económica, cultural e igualdad de género. |