Abstract |
La mortalidad infantil es el indicador de salud más ampliamente aceptado para medir riqueza y estándar de vida en el mundo (Farahani, Subramanian & Canning, 2009). En tanto que las encuestas sobre mortalidad infantil son la base de las proyecciones demográficas, los diversos factores que influyen la salud de los recién nacidos en entornos culturales y ambientales específicos aún tienen que ser sopesados. En caso contrario, la reducción futura de riesgos puede ser asíncrona o dispareja geográficamente. Además, puede haber respuestas inmediatas, retardadas o, incluso, limitadas ante los avances en tecnología médica, así como políticas alimentarias o de vacunación y de acceso al agua potable; por tanto, el reto epidemiológico es aislar algunos factores para comparar su peso específico en las cifras. |