La fuerte relación de las corrientes migratarias con indicadores demográficos y económicos tales
como la educación, salarios o la estructura familiar para el caso de México ha sido comprobada
en varios estudios. Por otro lado, el Indice de Desarrollo Humano (IDH) calculado por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo arroja una medida sumaria de los niveles de
vidad (salud, educación e ingreso) en los municipios y estados. Es de esperar que estos
indicadores reaccionen ante cambios importantes en la composición de la población. Llama la
atención entonces que no exista un estudio que analice el impacto de la migración sobre el cálculo
del IDH. Dado el carácter de indicador estático ex post que tiene IDH, no queda claro si las
personas migran hacia (desde) regiones o estados con relativamente mejores (peores) niveles de
IDH ni cual es el impacto esperado ex ante de estos flujos migratorios sobre el IDH. Esto puede
llevar a que, al no controlar por las corrientes migratorias internas en México, las estimaciones
que busquen determinar el impacto de distintas variables demográficas y económicas sobre los
cambios en el IDH sean sesgadas. Este impacto es de la misma naturaleza que el efecto
“Todaro”, por el cual a pesar de, por ejemplo, agresivas políticas para combatir el desempleo en
un determinado lugar, éste continua en aumento (o no disminuye) debido a un incremento en los
flujos migratorios hacia el lugar de personas atraídas, precisamente por las políticas de combate al
desempleo, y que al inicio del proceso migratorio engrosan el número de desocupados.