El castigo físico es una práctica extendida por todo el mundo y fuertemente
arraigada en nuestra sociedad. Esta práctica, ha sido transmitida de generación en
generación, lo cual, no la hace válida como forma de disciplinar a los niños y
niñas (Sauceda, Olivo, Gutiérrez, & Maldonado, 2006; Save The Children, S.F.). A
pesar de las diferentes acciones que se han implementado en diferentes países,
para mejorar los métodos de crianza, vemos que los niños y niñas siguen siendo
víctimas de Castigo. A nivel internacional, en promedio, 6 de cada 10 niños, de 2 a
14 años de edad, sufren de manera periódica castigos físicos, y algún tipo de
disciplina violenta (agresión psicológica y/o castigo físico) por parte de sus padres
o cuidadores. (Burela, Piazza, Alvarado, Gushiken, & Fiestas, 2014; UNICEF,
2014).