Desde mediados del siglo XX, Colombia ha experimentado un
acelerado proceso de transición demográfica, consistente en la
reducción tanto de las tasas de fecundidad como de mortalidad.
En consecuencia, la participación de la población mayor dentro
de la población total ha aumentado significativamente en las
últimas décadas, lo que implica un proceso de envejecimiento
relativo de la población. Dicha transformación en la estructura
demográfica tiene grandes implicaciones económicas, sociales y
laborales, y pone de manifiesto la necesidad de iniciar una serie
de reformas estructurales, entre éstas al sistema pensional y de
apoyo económico para la vejez y a los sistemas de salud y cuidado.