Un nuevo pacto social que incluya la naturaleza y los derechos de los que están por nacer
se hace cada vez más necesario ante la profundización de la crisis ambiental. En otras
latitudes se han probado con relativo éxito las Reformas Tributarias Ecológicas para
cambiar el paradigma tributario: de gravar bienes pasar a gravar males. Este poderoso
principio abre la perspectiva para entender el dilema que representa para la gestión
ambiental tener que atender problemas ambientales que van en ascenso, con recursos
económicos cada vez más escasos y comprometidos. Para el caso colombiano, situaciones
como frenar la deforestación e incentivar la conservación de valiosísimos recursos como el
agua y los bosques, y más allá de eso, el aseguramiento de los servicios ambientales,
pudieran financiarse con su adopción. Pero va a hacer falta un intenso trabajo para
conseguir los consensos necesarios.