Históricamente, los jóvenes han enfrentado la disyuntiva de estudiar o
trabajar para forjarse un mejor futuro y convertirse en adultos autónomos,
independientes y autosuficientes. Sin embargo, durante las últimas décadas,
esta disyuntiva se ha modificado para dar paso a cuatro combinaciones:
trabajadores, estudiantes, estudiantes que trabajan y los jóvenes que ni
estudian ni trabajan. Este último grupo, ha sido conocido como los “ninis”
y ha estado en el centro de la discusión, por ser reflejo de la falta de
oportunidades que ofrece México a este estrato poblacional para incorporar
satisfactoriamente al ámbito educativo o laboral.
A la par de este fenómeno, cada vez más jóvenes trabajan y estudian al
mismo tiempo. A este grupo me refiero como los “sisis”, parafraseando el
ya conocido término de “ninis” y retomando la idea que han usado algunos
periodistas y autoridades universitarias, preocupadas por el futuro de
quienes trabajan -para enfrentar la crisis económica que aqueja a las familias
mexicanas- y estudian -para continuar con el sueño de profesionalizarse y
obtener mejores opciones laborales-