Al problematizar la situación de la diversidad que existe en el Estado de Hidalgo; se
pone especial atención en los grupos étnicos, la migración a zonas urbanas y la
educación para la interculturalidad. En un estudio previo (Raesfeld 2009) se asegura
que en la Huasteca Hidalguense, la Sierra, el Valle del Mezquital y la Sierra Oriental,
donde según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010), Hidalgo
tiene un 17% de su población indígena y que pertenecen al Nahua, el Otomí o
Hñahñu y el Tepehua.
Personas de estos lugares con lenguaje indígena migran y de acuerdo INEGI (2006);
los asentamientos de estas personas se han presentado en determinadas zonas de
la Ciudad de Pachuca, Hidalgo, en busca de trabajo, según Granados (2010), las
personas vivían en algún momento en la zona rural con las características
previamente señaladas, se desplazan a zonas urbanas motivados por mejorar
aspectos económicos, de salud y sociales, entre otras ventajas que pueden no tener
en sus territorios.
La migración está estrechamente vinculada al tema de la multiculturalidad e
implícitamente a la interculturalidad, como lo señala Raesfeld y López (2006), la
primera implica un contacto de los grupos o personas con un nuevo contexto cultural
distinto al propio, propiciando situaciones de comunicación entre personas con
distintos códigos y lenguas, dichas situaciones dan cuenta de la interculturalidad, a
la que Vargas y Méndez (2012) consideran que ésta se concreta por actitudes de
apertura hacia la comprensión de la otredad de los que interactúan.
Lo anterior refleja que los migrantes del mismo estado se van adaptando e
insertando en el contexto urbano, por lo que la mayoría de los hijos de éstos
trabajadores de origen indígena, son matriculados en instituciones de educación,
centrándose en la Educación Secundaria, definida por la Secretaría de Educación
Pública (SEP: 2010) como la institución destinada a continuar el desenvolvimiento
armónico e integral del individuo, donde que se busca que los adolescentes
adquieran herramientas para aprender a lo largo de la vida, a través del desarrollo
de competencias relacionadas con lo afectivo, lo social, la naturaleza y la vida
democrática.