Toda acción que se realiza implica un proceso de transformación de
ideas, de concepciones y de prácticas. Es por esto que la comunicación tiene
incidencia en la presente propuesta dado que se retoman los postulados
conceptuales desarrollados desde la Teoría de la Comunicación, en la cual se
establece los intercambios comunicativos como base de información y relación
entre los miembros de la familia. Comunicar es poner en común; y poner en
común es el acto que nos constituye (Tapia, 2005). De acuerdo a Watzlawick,
Weakland y Fisch (1974), desde la perspectiva sistémica, es imposible no
comunicar y toda comunicación implica un compromiso. En este contexto
sociocultural de interacciones humanas, surge el concepto de comunicación
familiar, que se entiende como el proceso simbólico transaccional de generar al
interior del sistema familiar, significados a eventos, cosas y situaciones del diario
vivir; es un proceso de influencia mutua y evolutiva que incluye mensajes
verbales y no verbales, percepciones, sentimientos y cogniciones de los
integrantes del grupo familiar. Se debe tener en cuenta, entonces, que la
interacción ocurre en un contexto cultural, ambiental, e histórico y tiene como
resultado crear y compartir significados (Garcés y Palacio, 2010). Desde el
mismo origen y sentido de la palabra, el acto de comunicarse presupone la
existencia de ese otro como factor clave para construir relaciones, pues en
última reconocer a los otros como interlocutoras válidos y establecer relaciones
con los demás con el fin primario de todo proceso de comunicación (Satir, 2005).