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Desde comienzos del 2002 se ha empezado a construir una visión de largo plazo para el futuro de Colombia. Entonces se ha trazado la Visión Colombia II Centenario: 2019 (DNP, 2005b), donde se quiere proponer una amplia discusión entre los partidos y movimientos políticos, la academia, los gremios, la dirigencia regional, los sectores sociales y los ciudadanos, sobre cómo deberá ser Colombia cuando conmemore dos siglos de vida política independiente. La Visión del Segundo Centenario se sustenta en unos principios que deben orientarnos, dentro del marco del Estado Social de Derecho establecido en la Constitución, hacia el tipo de sociedad que planteamos para 2019.
Estos ideales éticos que deben guiar la propuesta de país hacia la conmemoración de los dos siglos de vida política independiente son dos:
• Consolidar un modelo político profundamente democrático, sustentado en los principios de libertad, tolerancia y fraternidad.
• Afianzar un modelo socioeconómico sin exclusiones, basado en la igualdad de oportunidades y con un Estado garante de la equidad social.
Estos dos principios son deseables y alcanzables y se desarrollan en cuatro grandes objetivos:
• Una economía que garantice mayor nivel de bienestar.
• Una sociedad más igualitaria y solidaria.
• Una sociedad de ciudadanos libres y responsables.
• Un Estado al servicio de los ciudadanos.
Para el logro de estos cuatro objetivos se han propuesto estrategias, en las cuales se incluyen breves diagnósticos y se plantean metas específicas y acciones para lograrlas. Para el desarrollo de cada meta se definieron líneas de base -la situación actual- de cada variable con la información disponible más reciente. Además se tuvieron en cuenta las condiciones sectoriales, las proyecciones de necesidades futuras de recursos para cada estrategia y las restricciones generales fiscales, de balanza de pagos y financieras del país.
Con el esfuerzo de lograr alcanzar estos objetivos una de las herramientas utilizadas ha sido la política de competitividad. La cual se ha desarrollado mediante el Conpes 3297 de julio de 2004, donde se retomó la política pública sobre competitividad con la definición de la Agenda Interna para la Productividad y la Competitividad (AI). Uno de los efectos directos de la AI fue convencer al país de la necesidad de contar con una institucionalidad permanente para la reflexión sobre temas de competitividad. Como consecuencia, en el segundo semestre de 2005 se creó la Alta Consejería Presidencial para la Competitividad y la Productividad, y posteriormente se expidió el Conpes 3439 de agosto de 2006, que crea el Sistema Administrativo Nacional de Competitividad (SNC).
La Visión de Competitividad de Colombia para el año 2032 se concertó en la SNC, creado por el Gobierno Nacional en 2006 y en la que tienen participación activa el Gobierno Nacional, los empresarios, los gremios, las universidades, las regiones y los trabajadores.
Esta visión es: "En 2032 Colombia será uno de los tres países más competitivos de América Latina y tendrá un elevado nivel de ingreso por persona equivalente al de un país de ingresos medios altos, a través de una economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, con un ambiente de negocios que incentive la inversión local y extranjera, propicie la convergencia regional, mejore las oportunidades de empleo formal, eleve la calidad de vida y reduzca sustancialmente los niveles de pobreza".
Alcanzar la visión de competitividad implica alcanzar un nivel de bienestar y calidad de vida muy atractivo para Colombia. La visión implica un desarrollo económico muy específico: no se trata solamente de lograr un nivel incluyente de prosperidad colectiva, con una buena distribución del ingreso, donde la prosperidad alcance todas las regiones de Colombia y se consolide un desarrollo legítimo.
Además de cualificar y describir el tipo de desarrollo esperado, esta visión es medible y permite identificar el punto de partida y monitorear los avances para verificar si el país va en la dirección deseada. La Comisión estableció entonces los siguientes cinco pilares para la política de competitividad: (1) desarrollo de sectores de clase mundial, (2) salto en la productividad y el empleo, (3) formalización empresarial y laboral, (4) fomento a la ciencia, la tecnología y la innovación, y (5) estrategias de reducción de barreras a la competencia y crecimiento de la inversión. |